martes, 26 de noviembre de 2013

Misión imposible 2: Papilla voladora

Hace ya un mes que he empezado con el tema de la alimentación complementaria. La verdad es que tengo una hija muy agradecida y todo lo que ve se lo quiere llevar a la boca (sea o no comida), así que no he tenido muchos problemas a la hora de introducir los alimentos.

No obstante, es tan comilona como inquieta, y el primer día de su primera papilla de cereales fue digno de cualquier tira cómica. ¡¡Y es que es ver un plato (aunque esté vacío) y se transforma en el monstruo de las galletas!!

En fin, que como todas las mañanas me disponía a sacarme la leche (ese ritual tan impersonal que nos confiere la identidad de la vaca lechera de Central Lechera Asturiana) y, también como todos los días, salía una gota por minuto.

A eso de la hora y media ya tenía una cantidad considerable como para hacer un buen plato de papilla, así que traté de dejarla lo más finita posible y sin grumos y, por fin (yuju!!) iba a darle su primer plato de cuchara.

Pensad que soy de esas madres que lleva atada la cámara al cuello, no sea que me pierda un pestañeo de ojos, así que preparé todo a prisa y corriendo (Ipad grabando, perfil bueno, posición de la luz....vamos a lo profesional) porque como hace con todo, esta niña lo quiere aquí y ahora, si no la verbena de la Paloma que monta es considerable.

En fin, le doy la primera cucharada, hace ascos, me mira con cara de "¿por qué quieres envenenarme?", hace una "pedorreta" y la papilla vuela. Paciencia, me digo, es normal, son sabores nuevos.
Voy a por la segunda, le hago el avión y me vuelve a hacer cara de asco. Esta vez la pedorreta
parece un torpedo y, como no, la papilla vuela de nuevo.
Limpio su cara, mis manos, la trona y demás puntos de aterrizaje y ahora le hago el avión, el pajarito, la grulla japonesa y todo lo que se me ocurre. Asco y prrrrrr......¡papilla va!

Ya no me quedan servilletas ni trozo de babero limpio, así que me giro medio segundo (y juro que fue medio) para coger toallitas del bolso del carro cuando.... (error: jamás, jamás, jamás dejes el plato de papilla sobre la trona, estás subestimando el poder especial de elasticidad con el que nacen los niños) ...sí, mano en el plato, plato que vuelca, cuchara al suelo y papilla.....¡papilla que vuela!
Desisto hija mía, toma el pecho de mamá, que es más limpio, más rápido y mejor.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Misión imposible 1: Cambiar el pañal

Lo más cerca que había visto un pañal de mis manos antes de ser mamá era en los folletos publicitarios del Carrefour, así que os podéis hacer una idea de mi completa ignorancia en la materia.

Recuerdo uno de esos primeros días en los que me disponía a perfeccionar mi método. La enana tan preciosa como humana ya daba señales de un incipiente regalito...




1. Mamá, que tiene activado el detector de olores desde que dío a luz fue a coger el neceser. La niña, que en cuanto se nota un poquito mojada no se calla ni debajo del agua no ayuda mucho con esos pequeños pero chirriantes sonidillos...


2. Sí, efectivamente, esta niña es una flor, pero sus paquetitos...sus paquetitos son bombas de relojería....
3. Ya la tengo limpita, le echo la cremita y cometo el primero de mis errores (no te detengas a tapar la crema sin asegurarte de que primero has puesto el pañal)....¡Mayday, mayday, estamos a punto de despegar! Y sí, un simpático chorrito (increíblemente preciso) se estampa de lleno sobre mi camiseta...(bueno, como la maternidad no me deja mucho tiempo, encima me ensucia la única camiseta que se salvaba del cubo de la ropa sucia).



4. Con mucha paciencia (y acordándome de su padre que está trabajando), cojo un nuevo pañal, le paso las toallitas y le vuelvo a untar de cremita (esta vez la embadurno bien, porque a esta marcha seguro que no le vendrá de más). Procedo con rapidez, nada de tapar las toallitas ni hacerle un nudo al pañal sucio. Coloco, pego las cintas y ¡lista!


5. Y mirad si lo hice bien, que no me dio ni tiempo de ponerle el pijama. ¡Felices sueños pequeña meonceta!

martes, 19 de noviembre de 2013

Paoletas....detalles dulces con mucho encanto

Buenas tardes mamás y papás,


hoy os traigo una entrada en el blog muy muy dulce. Y es que ahora que llega la Navidad y empezamos a buscar detallitos para la familia, una opción inmejorable es regalar artesanía del tipo que sea, hecha con todo el cariño del mundo y personalizable al 100%.

En este sentido, Paoletas es un acierto. Rosas de fondant, ramos de flores de chuches o galletas de mil y una forma pueden convertirse en una estupenda demostración de amor, un modo para felicitar un cumpleaños o para desear unas felices fiestas y una garantía de éxito en la celebración del nacimiento de un bebé.


El servicio es excelente y muy cercano, y si se pide con tiempo dado las fechas en las que nos encontramos, tendremos nuestros originales regalos a punto para colocarlos debajo del árbol.

Así es que os invito a que consultéis su página en Facebook (https://www.facebook.com/pages/Paoletas/177089259104891?fref=ts) y hagáis vuestros pedidos navideños. Os sorprenderéis de la calidad, el resultado y el precio.

Yo este año voy a mandar felicitaciones a la familia en forma de galleta con la foto de mi hija, ¿os animáis?.


Un saludo babycuqueros :)


 

lunes, 11 de noviembre de 2013

Porque hay mil tipos de mamás y todas son perfectas...


Los hijos son una bendición del cielo, en eso estamos todas de acuerdo....pero es cierto que los primeros meses de convivencia con el recién llegado no son tarea fácil, y mucho menos para las mamás primerizas.

Y es que el instinto maternal no ha de estar reñido con momentos de bajón emocional, de cansancio y de estrés, y aunque algunas no quieran admitirlo, tampoco con momentos de soledad. También es cierto que el instinto maternal no es igual en todas las mamás. Algunas lo tienen desde que nacieron, otras lo adquieren a medida que van madurando y muchas otras han de esperar a ver a sus bebés para poder sentir eso que en los libros más puristas llaman "el vínculo".

Pues bien, todas las situaciones son posibles, incluso las más complicadas y son esas a las que me voy a dedicar hoy.

Es muy triste ver como muchas mamás se consideran"desnaturalizadas" por la sociedad por no sentir de acuerdo a lo que se estima "normal o correcto". La carga hormonal por la que pasamos ya es bastante difícil de controlar como para tener que preocuparnos también de ser perfectas mamás ante los ojos de los demás. Si a ello le añadimos un embarazo pesado o un parto complicado con el correspondiente bebé lloroncete por las noches...¿qué mamá puede aparentar felicidad desbordante cuando se siente completamente perdida?.

Desde mi experiencia personal he de decir que he tenido suerte de no pertenecer a este grupo de madres, pero si el libro del que os voy a hablar ahora llegó un día a mis manos, fue porque en algún momento de esos de "sube y baja" necesité un empujoncito para no sentirme un bicho raro. Espero que después de leer estas palabras muchas mamis se sientan aliviadas.

"Diario de una madre imperfecta", de Isabel García Zarza (Editorial Viceversa 2010), es un ancla a la que agarrarse en momentos de pánico.
Isabel, que es mamá de tres hijos, narra desde su propia experiencia su paso por la maternidad en clave de humor y con un realismo digno de mención.
Ha sido una de esas mamás a las que el instinto materno le llegó algo tardío y lo afrontó con valentía haciendo oídos sordos a comentarios y costumbrismos.

Porque pasar momentos duros durante la maternidad no implica no querer a tu hijo y no desear darle lo mejor. Simplemente significa que la mamá necesita su tiempo para convertirse en mamá al igual que el opositor necesita estudiar para convertirse en funcionario.

Me encantaría contaros más cositas sobre lo que encierran sus páginas pero creo que lo mejor es que lo leáis vosotras mismas y juzguéis.
Con ánimo de ayudaros, os diré que leerlo fue un placer, me alivió y me hizo reír. Me identifiqué con las anécdotas y conseguí sentirme una madre más. Miento, la mejor madre para mi hija.

Un saludo babycuqueras :)

viernes, 8 de noviembre de 2013

Mi peque se hace mayor....

Buenos días,

recién estrenada la alimentación complementaria de mi hija me encuentro en la situación de no saber por dónde empezar. ¿Os ha pasado también a vosotras?


Como en todos los casos, en la revisión de los 6 meses la enfermera de pediatría nos da las pautas a seguir para ir introduciendo los alimentos sólidos en la dieta de nuestros hijos e imagino que la primera impresión de muchas es: "Con lo bien que se me daban las tomas....¿por qué pasa el tiempo tan rápido?" seguido de un semblante de nostalgia porque empiezan a depender menos del pecho materno o del bibe y comienzan a "independizarse".


Pues a pesar de esos segundos iniciales de tristeza y duda, he de deciros que yo he optado por ser natural. Quizás para muchas mamis no sea la mejor opción, pero desde mi humilde opinión, creo que un bebé no es un robot y no deja de ser una persona con las mismas necesidades alimenticias que las demás.

A fin de cuentas, pasado el año su alimentación será tan parecida a la del adulto que en nada difieren salvo en la cantidad y un bebé de un año no deja de ser un bebé, ¿verdad?. Por eso pienso en la necesidad de ser lo más natural posible, para que la transición de los 6 meses al año no suponga cambios enormes difíciles de digerir (nunca mejor dicho, jeje).

Una grata conversación con mi matrona me hizo ver que un bebé de 6 meses puede comer un poquito de paella sin necesidad de convertirla en puré. Y es verdad. En una paella, por ejemplo, no hay nada que el peque no pueda comer. Por supuesto, se requiere la vigilancia de la madre para evitar cualquier problema, pero esto es algo lógico. Y el arroz con un poco de caldito, ¡les encanta!

Lo mismo ocurre con las frutas. A pesar de lo cómodos que resultan los potitos, una manzana bien limpia y machacada se asemeja más a la futura manzana entera que se comerá cuando sea más mayor.

En fin, yo que soy María Indecisión y María Planificación vivo mejor desde que concibo esta nueva etapa de mi hija con más naturalidad. Y como la veo feliz creo que no me he confundido.


¿Qué opináis mamis?.


Un saludo.


 

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